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Nuestros textos hablan de nosotros y por nosotros. |
Por qué mis textos no deben tener errores
Hay cuatro razones fundamentales por las cuales es preciso evitar que los textos que publicamos tengan errores:
- El mensaje debe llegar con exactitud y claridad a los lectores.
- Es necesario trasladar el mensaje en el tono y estilo apropiados.
- El texto debe producir en el lector el efecto deseado.
- El texto debe dejar una buena impresión del redactor.
¿Estoy transmitiendo bien mis ideas?
Redactar es comunicar. Cada texto publicado se convierte en portador del mensaje que se desea transmitir. Que la redacción empleada no sea exacta, clara y concisa, es un asunto serio. Es posible que el mensaje que se pretende comunicar no resulte comprensible para el lector. Peor aún, quizá hasta termine entendiendo otra cosa.
¿Estoy usando el tono y estilo apropiados?
Trasladar el mensaje no es suficiente. Es necesario hacerlo
sin errores, en el tono apropiado y en un estilo adecuado a la
naturaleza de la información, de la fuente y del destino. No se espera,
por ejemplo, que un mensaje del gobierno sea escrito en el tono
relajado y divertido de un anuncio publicitario orientado a una
audiencia joven. En el caso inverso, un anuncio dirigido a jóvenes
tampoco tendría éxito si se redactara en el tono serio y protocolar que
se imprime en un mensaje de Estado.
¿Produzco en el lector el efecto que quiero?
Quien
lee puede ofenderse si no se siente tratado con respeto, revelarse si
le parece que se le está imponiendo algo, irritarse si encuentra faltas
ortográficas o gramaticales, desanimarse si el contenido le parece
confuso o contradictorio, y aburrirse si le resulta repetitivo o poco
interesante. Es menester redactar textos que generen interés, capten la
atención del lector y lo inviten en cada línea a completar la lectura.
¿Qué están diciendo mis textos de mí?
Sin importar la naturaleza o el canal de distribución,
todos los textos dicen algo de quien los ha escrito. De
la forma y del tono en que se desarrolla un texto, el lector puede
hacer conjeturas y hasta sacar conclusiones sobre la educación, cultura,
conocimientos, capacidades, motivaciones, intenciones, actitud y estado
de ánimo del redactor.