Congresista propone multar a medios por faltas ortográficas

Ocurrió a finales del año recién pasado. El congresista peruano Marco Tulio Falconí, presentó un proyecto de ley para que el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI), revise la ortografía de diarios, revistas, semanarios, libros y anuncios públicos o publicitarios, debido al “daño que causan a la cultura con los errores ortográficos”.

En la fórmula legal se señala que el INDECOPI “recibirá las denuncias o actuará de oficio en la verificación” de los errores ortográficos.

“Los periodistas deben actuar con responsabilidad, y una de sus responsabilidades es la correcta redacción y el uso adecuado del lenguaje”, recuerda el proyecto en su exposición de motivos.

Desconocemos la trayectoria del congresista y la valoración que de él hacen los electores. Es por eso que, más allá de que pudieramos hacer algunas observaciones pertinentes sobre el estilo del texto que en su momento presentó al congreso, no ahondaremos en elucubraciones sobre las motivaciones personales ni sobre las capacidades del funcionario. Pero si podemos asegurar que la curiosa noticia que leímos en el medio peruano El comercio, no pasó desapercibida para nosotros. Seguramente no somos pocos los que alguna vez nos hemos preguntado qué se puede hacer cuando los medios, en vez de educar, propagan una forma incorrecta de escritura. 

Hay suficientes razones de peso para que redactores y editores traten con suma responsabilidad y cuidado los textos que han de publicar en un medio de alcance masivo. Sin embargo, todo parece indicar que hay muchas personas en el gremio periodístico que ejercen su profesión de manera laxa y displicente. Nunca se debe perder de vista que escribir bien es una forma de respeto para el lector, que al mismo tiempo asegura la trasmisión efectiva del mensaje, inspira una mayor confianza en la información y otorga una buena imagen al medio.

Es lamentable que con bastante frecuencia encontremos errores ortográficos, incluso graves, en los medios de prensa que leemos. Para empeorar las cosas, muchos de estos medios escritos son de gran tiraje y circulación, lo que expone a demasiados lectores a los yerros de sus publicaciones.

Como ingrediente adicional, podemos mencionar que hay muchísimas personas que no leen otra cosa sino el periódico. Esto pone en relieve el hecho de que los medios escritos tienen un alto grado de responsabilidad como agentes educadores y formadores de la sociedad en que se mueven.

Al margen de los métodos y sus implicaciones, creemos que el caso del congresista peruano, puede abrir un interesante debate sobre el trabajo que hacen o dejan de hacer los gobiernos de nuestros países por vigilar la calidad de redacción de las publicaciones que consumen nuestros pueblos; esclareciendo a la vez, los límites y los alcances que las autoridades competentes pueden justificar en este esfuerzo.

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